Somerset Maugham


William Somerset Maugham, de pura ascendencia inglesa, vino a nacer en la embajada británica de París, en donde su padre se hallaba destinado, el 25 de enero de 1874, siendo el benjamín de una extensa prole.

Por tal causa, haber nacido en Francia, aprendió este idioma perfectamente, y a lo largo de su existencia queda bien patente que amaba el país en el que vino al mundo, cuando a partir del año 1928 se fue a vivir a Cap Ferrat en la Riviera francesa, en donde, salvo su época de exilio durante la II Guerra Mundial, residió siempre en la Villa Mauresque, exquisito centro literario.

A los 10 años perdió a sus padres y la familia se disgregó, yendo él a vivir a Inglaterra con un tío suyo clérigo, en Whistable.

Su educación transcurre entre Inglaterra y Alemania.

Destinado a ser abogado por tradición familiar, un engorroso tartamudeo se lo impide, y acaba estudiando medicina en Londres, consiguiendo el título en 1897, profesión que abandonaría en cuanto el éxito en la literatura empezó a sonreírle.

Por espacio de diez años vivió en París esforzándose por ser alguien en la literatura, y en 1897 consigue publicar su ópera prima, la novela Liza de Lambeth en la cual describe su asistencia a las mujeres embarazadas, que tiene una discreta acogida, pero no es hasta 1915 que se edita Servidumbre Humana, una gran novela que le consagra para siempre, obra, por otra parte, bastante autobiográfica en la que relata su época estudiantil en la facultad de medicina y sus muchas experiencias con todo tipo de personas. El protagonista, Philip Carey, tiene una malformación en un pie, trasposición literaria de la tartamudez de su autor. Ahora bien, ¿de dónde salió el magistral personaje de la odiosa Mildred?

En 1917 marchó como periodista a Rusia para cubrir noticias sobre la revolución, pero tuvo que desistir ya que su salud delicada, y sobre todo, su tartamudez, le dificultaron la tarea, lo que no fue óbice para que trabajase como espía para el Intelligence Service.

Luego de esta experiencia inicia junto con un amigo suyo un largo viaje que incluye Asia, las islas del Pacífico y México, periplo que le serviría más tarde para desarrollar su novelística más internacional, aunque siempre fue un gran viajero del que se benefició su dilatada obra dotada, por eso mismo, de un sello característico.

Somerset Maugham era homosexual, aunque, viviendo en otra época, contrajera matrimonio con una joven, Syrie, lo suficientemente comprensiva como para aceptarle, tal vez a la espera de cambiar sus inclinaciones, pero la pareja se divorcio por esta causa al relacionarse a Maugham con el norteamericano Gerald Haxton, lo que originaría un escándalo que si no acabó en tragedia a lo Wilde, fue porque ya no se vivía en tiempos victorianos, todo lo cual, sin embargo, no impidió que Somerset Maugham eligiera Francia para vivir, un “exilio” dorado en la Riviera, en Villa Mauresque, junto a Gerald Haxton en calidad de secretario.

Impenitente trotamundos, abandonó su tranquilo refugio francés durante la II Guerra Mundial emigrando a EE.UU. en donde se convirtió en una figura muy popular ya que parte de su obra había sido, y era, llevada al cine con gran éxito.

Maugham escribió lo mismo novelas -El filo de la navaja, Rosie, La luna y seis peniques, Luz en el alma, etc.- , como relatos cortos -Lluvia, La carta, entre muchísimos-, en los que también era un maestro, y libros de memorias.

Sin embargo, lo que pocos saben es que fue pionero en el género de espionaje gracias a su libro de relatos -basado en experiencias propias, Ashenden, publicado en 1928-, siendo el precursor y guía de autores tales como Ian Fleming, John Le Carre y Graham Greene por sólo citar unos pocos.

Después de su aventura americana, regresó a la Riviera, en donde continuó escribiendo como siempre hasta su fallecimiento acaecido en Niza el 16 de diciembre de 1965.

William Somerset Maugham, aunque nunca fue nombrado sir, fue uno de los últimos caballeros británicos que simbolizaron toda una época: elegante, inteligente, observador, dotado de un irónico sentido del humor y de una gran psicología, sus novelas, injustamente caídas en el olvido actualmente, son verdaderas obras maestras de sutil introspección del alma humana y en las que sus personajes van de un lado a otro de la escala social, pues desde ladies hasta vagabundos, el novelista no discrimina a ningún personaje. Sus cuentos inspirados en los habitantes de las islas de los llamados Mares del Sur, son auténticas joyas de la literatura.

Maugham fue un excelente autor de relatos cortos, género muy difícil, y, al mismo tiempo un gran novelista, lo que le convierte en una rara avis dentro del mundo literario, ya que no todos los escritores de relatos cortos son igualmente buenos a la hora de escribir novelas que pasen de las 500 páginas.

Deseamos sinceramente que muy pronto volvamos a ver sus obras en los escaparates de las librerías, brillando con el mismo esplendor de antaño.
   

© 2003 Estrella Cardona Gamio

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